El gavilán colirrojo (Buteo jamaicensis), popularmente conocido como guaraguao en la República Dominicana, es una especie de ave de rapiña que está ampliamente distribuida en Norteamérica, Centroamérica y las Antillas Mayores.
Uno de los miembros más comunes dentro del género Buteo en todo el mundo, cuenta con 14 subespecies que varían en apariencia y distribución: Buteo jamaicensis alascensis, Buteo jamaicensis calurus, Buteo jamaicensis borealis, Buteo jamaicensis harlani, Buteo jamaicensis kriderii, Buteo jamaicensis fuertesi, Buteo jamaicensis hadropus, Buteo jamaicensis kemsiesi, Buteo jamaicensis costaricensis, Buteo jamaicensis fumosus, Buteo jamaicensis socorroensis, Buteo jamaicensis umbrinus, Buteo jamaicensis jamaicensis y Buteo jamaicensis solitudinis.
El guaraguao es un halcón grande que mide entre 45 a 65 centímetros de largo y pesa entre 1.5 a 3.5 libras. Las hembras son más grandes que los machos.
La parte superior es marrón oscuro, mientras la inferior es crema. Presenta alas anchas y redondeadas, un pico ganchudo, una cola rojiza y estrías negras que forman una franja en el pecho.
Estas aves rapaces habitan en una variedad de entornos como desiertos, pastizales, bosques, campos agrícolas y áreas urbanas.
Construyen sus bultosos nidos en árboles altos y acantilados.
Estas aves rapaces se reproducen entre los meses de enero y julio y ponen de 2 a 3 huevos de color blanco.
Como otros miembros de la familia Accipitridae (halcones), el guaraguao es un depredador diurno que con frecuencia son vistos volando bien alto, y cuentan con una visión muy aguda para encontrar presas. Se alimenta principalmente de pequeños vertebrados, incluyendo roedores, lagartos, serpientes y aves.
Son excelentes agentes de control de plagas como ratas y ratones, pero son cazadas por su depredación ocasional de aves de corral y otros pequeños animales domésticos. Las poblaciones de estas aves también han disminuido por la destrucción de sus ambientes naturales.
Las plumas y otras partes del gavilán colirrojo son consideradas sagradas por muchos pueblos indígenas estadounidenses.
Dado que son tan comunes, resistentes y fáciles de entrenar, estas aves de presa son muy utilizadas en la cetrería en Norteamérica.
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Gavilán de la Hispaniola (Buteo ridgwayi). Una de las especies de aves rapaces en mayor peligro de extinción en América, habitaba los bosques húmedos, sabanas y montañas de poca vegetación de la Hispaniola, pero ahora su única población conocida reside dentro de los bosques neotropicales del Parque Nacional Los Haitises y ciertas áreas boscosas no perturbadas en el noreste de la República Dominicana.
Barrancolí (Todus subulatus). Esta ave pequeña y rechoncha posee un apetito voraz y puede consumir más de un tercio de su peso en insectos al día. Habita en zonas bajas, pero es más común en barrancas vegetadas, pinares, plantaciones de café, manglares y bosques secos de piedra de caliza.
Cotorra (Amazona ventralis). Una de las especies endémicas de aves más llamativas de la Hispaniola, habita en una variedad de ambientes boscosos, desde áridas palmeras hasta los bosques húmedos en las montañas de nuestra isla. Se alimenta principalmente de frutas y semillas y usualmente forrajea en plantaciones de plátanos y maizales.