Ofidiofobia o el miedo a las serpientes es la subcategoría más común de herpetofobia (miedo a los reptiles), y es una de las zoofobias más comunes. Estudios recientes han teorizado que alrededor de un tercio de los adultos humanos son ofidiofobos.
Dependiendo de la severidad de la fobia, la persona puede sólo temer encuentros con serpientes grandes o venenosas, o en casos más graves muestra temor de las serpientes más pequeñas o no ser capaz de mirar las fotografías, programas de televisión o películas en las que aparecen serpientes.
A personas que padecen de esta fobia les resulta difícil o incluso imposible permanecer en una habitación con una serpiente. Temen principalmente que la serpiente sea venenosa, pero solo un 10% de las especies de serpientes en el mundo son venenosas.
Hacen grandes esfuerzos para asegurarse de que no estén expuestos a una serpiente, evitando zoológicos, tiendas de mascotas y ambientes naturales como bosques, desiertos y montañas. También puede desarrollar un miedo secundario a otros reptiles.
Como otras fobias, sus síntomas pueden incluir temblores, palpitaciones del corazón o dificultad para respirar.
Las causas son diversas, desde una mala experiencia relacionada con serpientes o creencias religiosas o culturales. Algunos investigadores creen que este miedo es evolutivo, desarrollado por nuestros antepasados como un mecanismo de supervivencia.
El miedo a las serpientes puede ser difícil de diagnosticar, pero afortunadamente tiene una excelente oportunidad para un tratamiento exitoso. Los tratamientos más comunes para esta fobia se basan en técnicas de terapia cognitivo-conductual. Al estar expuesto lentamente a las serpientes, una persona ofidiofóbica llegará en poco tiempo a tener encuentro con una pequeña serpiente viva en un ambiente controlado.
Otras Fobias Comunes:
Acrofobia (Miedo a las Alturas). El miedo a las alturas puede llevar a ataques de ansiedad y evitación de lugares altos. Dependiendo de la severidad de la fobia, una persona acrofóbica puede igualmente temer estar en un piso alto de un edificio o simplemente subir una escalera. La víctima puede comenzar instintivamente a buscar algo a que aferrarse.
Aracnofobia (Miedo a las Arañas). El miedo a las arañas tiende a afectar más a las mujeres que a los hombres. Las víctimas generalmente temen a las telarañas y otras señales de que una araña puede estar cerca. Hacen grandes esfuerzos para asegurarse de que no estén expuestos a una araña, como evitando actividades como senderismo o campamento.
Nictofobia (Miedo a la Oscuridad). El miedo a la oscuridad es una de las fobias más comunes en los niños. En muchos casos, la víctima se pone nerviosa en cualquier ambiente oscuro, y no puede dormir sin una luz de noche. En casos graves, la víctima intenta huir de los cuartos oscuros y evitar estar al aire libre por la noche.